Laboral

A más años trabajados, más riesgos de morir

Un estudio de Fedea advierte sobre los efectos de retrasar la jubilación y su especial incidencia en profesiones con condiciones laborales más difíciles.

Un nuevo estudio advierte sobre las consecuencias de retrasar la jubilación para la salud y concluye que el riesgo de morir aumenta “significativamente” entre los 60 y los 69 años.

El estudio, publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), afirma que retrasar un año la jubilación eleva un 38% el riesgo de muerte temprana. 

Los autores del estudio aseguran, además, que “el aumento en la mortalidad es impulsado principalmente por el efecto inmediato de perder el acceso a los esquemas de jubilación anticipada”.

Una situación, apuntan, que afecta especialmente a aquellos sectores y ocupaciones en las que se requiere condiciones físicas más exigentes y que están sujetas a un mayor nivel de estrés emocional y mental.

Difíciles condiciones

En la misma línea, SATSE viene advirtiendo también desde hace años sobre las consecuencias que tiene en la salud de las enfermeras sus difíciles condiciones laborales con el paso del tiempo. 

En concreto, las enfermeras sufren a diario una continua sobrecarga asistencial y unos niveles muy altos de responsabilidad y estrés que, junto con la exposición a una serie de riesgos inherentes a su ejercicio profesional, conllevan la aparición de determinadas patologías y problemas de salud que empeoran con el transcurso de los años.

Jubilación anticipada

Por ello, el Sindicato ha reclamado al Gobierno que posibilite la aplicación de un coeficiente reductor de la edad de jubilación en favor de los enfermeras que prestan sus servicios en el ámbito sanitario o sociosanitario del sector público y privado. 

La presión de la organización sindical para lograr este objetivo es permanente y han sido muchas las reuniones, contactos, movilizaciones y acciones reivindicativas realizadas.

Por su parte, el Gobierno ha anunciado en julio un “nuevo procedimiento” para el reconocimiento de coeficientes reductores que permitan rebajar la edad ordinaria de acceso a la pensión de jubilación para aquellos trabajos que sean de naturaleza excepcionalmente penosa, tóxica, peligrosa o insalubre y acusen elevados índices de morbilidad o mortalidad.

Beneficio económico

El estudio de Fedea calcula también el coste o beneficio social de restringir o eliminar la opción de la jubilación anticipada y concluye que el impacto adverso sobre la esperanza de vida supera las ganancias fiscales. 

En un momento en el que la prolongación de las vidas laborales es un instrumento utilizado por las administraciones para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, el estudio defiende la necesidad de diseñar con cuidado los detalles de las políticas de jubilación, atendiendo a sus posibles efectos sobre la salud de los trabajadores.

Por ello, considera importante tener en cuenta el grado de exigencia física, emocional y mental de las distintas ocupaciones a la hora de fijar las edades mínimas y legales de jubilación, y asevera que “no pueden ser iguales para todos”